El intérprete de signos del homenaje a Mandela alega un ataque de esquizofrenia

El intérprete de lenguajes de signos en el funeral de Nelson Mandela aseguró hoy que sufrió un ataque de esquizofrenia que le impidió seguir los parlamentos de los mandatarios internacionales invitados a dedicar palabras de elogio durante el servicio religioso oficial celebrado el martes en memoria de Nelson Mandela.
El Gobierno sudafricano ha iniciado una investigación pero hoy quiso quitar hierro a la polémica y una viceministra afirmó que “las cosas pasan”. Los sudafricanos aún no han salido de su asombro por cómo ante televisiones de todo el mundo y un centenar de mandatarios internacionales en el funeral de Nelson Mandela, el país pudo hacer tanto el ridículo. El hombre, en el centro del huracán mediático, responde al nombre de Thamsanqa Jantjie, tiene 34 años, y se ha justificado en que sufrió un ataque de esquizofrenia, enfermedad para la que recibe tratamiento psiquiátrico. El brote se tradujo en que empezó a oír voces y tener alucinaciones que le impidieron seguir los discursos e interpretarlos bien.
En una entrevista en la edición de hoy del diario sudafricano The Star,Jantjie ha asegurado que no se explica qué le pasó y barajó dos posibles razones de que sus signos no tuvieran sentido alguno: quizá le sobrepasó la magnitud del evento o le embargó un exceso de felicidad durante todo el día.
“No había nada que yo pudiese hacer. Estaba solo en una situación muy peligrosa. Intenté controlarme por mí mismo y no mostrar al mundo lo que estaba pasando” sin lograrlo, se disculpó, al tiempo que aseguró sentirlo muchísimo.
Sin embargo, en una entrevista radiofónica a la emisora local Talk 702 el intérprete afirmó que, a pesar de todo, se siente satisfecho con su intervención en la ceremonia de Mandela y recordó que ha sido “campeón de lenguaje de signos”. Añadió que el funeral de Mandela no es el primer gran evento en el que participa. De hecho, Jantjie fue el traductor en el último funeral de Estado que celebró Sudáfrica, en memoria de Albertina Sisulu, luchadora contra el apartheid y la que medió para que Mandela y Winnie empezaran su relación. Jantjie reconoce que cualquiera que no sepa nada de esta “injusta enfermedad” creará que está inventándose las excusas.
La viceministra de Mujeres, Niños y discapacitados, Hendrietta Bogopane-Zulu, se limitó hoy a disculparse ante la comunidad de sordos de Sudáfrica pero se quitó responsabilidades de encima señalando que el intérprete fue contratado por una empresa ajena al Gobierno. “No creo que el país deba sentirse avergonzado”, dijo para continuar que el traductor empezó su trabajo bien pero “poco a poco se fue sintiendo cansado” y a pesar de que la “recomendación” es de cambiarlo cada “20 minutos” continuó durante las cuatro horas que duró la ceremonia.
El caso es que sus movimientos de signos al lado de presidentes como Barack Obama, Raúl Castro o Dilma Rousseff no eran entendibles para los sordos sudafricanos que en esos momentos estaban pendientes de la retransmisión que hacía la cadena púbica SABC.
En la calle no saben cómo encajar el caso. Si llorar o reír. “Pues si está enfermo que hubiera bajado del escenario y no nos hubiera dejado como un país de payasos”, se quejaba esta mañana Mpho Ntusi mientras leía la entrevista en una cafetería de Johannesburgo. El ambiente general en ese local era, sin embargo, de tomárselo a broma, aunque Marie van der Merwe se planteaba qué hubiera pasado “si en lugar de jugar con sus manos saca una pistola o se pone violento”.
Nicola Columbine pone la nota política y asegura que lo del intérprete es el ejemplo más de que “el Gobierno y el presidente Jacob Zuma no saben estar a la altura incluso en un momento tan trascendente para todos con un personaje como Madiba”. El país “no es perfecto y nunca te aburres”, ríe.
Mientras, en Pretoria el cuerpo de Mandela vuelve a estar instalado en la capilla ardiente, en la sede de los edificios gubernamentales, por donde están pasando miles de personas desde primera hora de la tarde. El ataúd estará allí hasta mañana y el sábado está previsto que vuele hasta el aeropuerto de Mtatha, en la provincia de Eastern Cape, y de allí viajará por carretera hasta Qunu, la aldea donde el domingo recibirá sepultura en un funeral de Estado de carácter íntimo.

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